El clavel es una planta que requiere mucha luz si queremos que desarrolle flores vigorosas y de buen tamaño. Debe plantarse en un suelo arenoso. De por sí es una planta perenne.
Su base es leñosa y los tallos de hasta 90 cm de altura.
Es una planta rústica por lo que el riego debe ser moderado, pero constante. De lo contrario se pueden pudrir los tallos. Requiere de gran aporte de nutrientes, mensualmente en los meses de más frío y durante el verano, al menos una vez por semana requiere una dosis de abono.
El clavel florece entre las estaciones primavera-verano, y lo hace en grupos de 1 a 5 flores. Los pétalos tienen el borde dentados de color rosado y en las especies silvestres suelen ser púrpura.
En los últimos tiempos se ha obtenido una gran ampliación en el rango de colores, por medio de procesos de hibridación.
Cuando hasta el siglo XIX solo existía el clavel silvestre. Los claveles hoy en día son una de las más importantes flores de corte en el comercio mundial.
El clavel representa orgullo, belleza, admiración y gratitud. Originaria de Asia donde se cultivan desde hace 2000 años, esta flor de invierno, de vivos colores y suave perfume, constituye una auténtica joya. Los claveles se suelen asociar, sentimentalmente, a la alegría y al encanto, aunque cada uno de los colores tiene un significado concreto.
Así, mientras el rojo expresa la admiración hacia la persona amada, el blanco hace referencia al estado puro del amor. Por el contrario, el color amarillo se asocia a la decepción o el desengaño.